sábado, 10 de noviembre de 2018






     Buenas tardes amigos, aquí de nuevo con ustedes para hacerles una nueva entrega de mi libro Las Evasiones de Hilario Coba, el número uno perteneciente a la saga de cuatro: Relatos Oníricos de La Atascosa. Hasta aquí, habíamos quedado en el capítulo cuatro, La Visita; ahora les entregaré el quinto, titulado: Los Vecinos.



    
1.5                               —Los Vecinos
     

     Recuerdan a la famosa Greta, “La pandereta"…?  Bueno, como ya es sabido, su verdadero nombre era Andrómaca. El cual llevaba con gran altivez aunque sin caer para nada en el más mínimo y fútil endiosamiento —a sabiendas que además, era una artista consumada—, estando ella en conocimiento de que era realmente bella; aunque sí, una regordetica mujer. Que cuando uno la observaba bien, claramente quedaba expuesta ante nuestros sentidos como un personaje salido de las sensuales telas del pintor colombiano Fernando Botero. Pero su verdadero orgullo en realidad venía de la antigua Grecia, país de origen de su amada madre, la Sra. Helena; quien le bautizó de tan significativa manera… Tal vez, como el magnánimo tributo de su parte a las mujeres caídas con sus hijos y esposos, inocentes ciudadanos de una gloriosa nación enemiga de la suya; cuando ambas se enfrentaron en una dura y cruenta guerra durante diez largos años frente a las costas de la aguerrida Ilión, también llamada Troya. Comandados los ejércitos defensores esa vez por el eximio héroe de los teucros Héctor Priámida, domador de caballos; y, marido de aquella cuyo nombre, serviría de inspiración a la progenitora de quien ahora, encabeza este arbitrio… En momentos en que, tan emblemática ciudad caería hasta sus cimientos quedando convertida en un horroroso infierno, bajo las masivas llamaradas de su incendio; para beneplácito del belicoso y oportunista rey de Micenas, Agamenón Atrida, en representación de todos los aqueos… Quien convertido en ese momento en un orate desquiciado, mandaba a sus hombres a avivar el fuego y, gritaba de euforia a voz en cuello por la derrota enemiga; pero de no ser por la participación de los dioses olímpicos a favor de los invasores, quién sabe cuál habría sido el resultado.
     
     En una de las tantas visitas del circo de sus padres al pueblo de La Atascosa, Andrómaca quedaría flechada por Cupido en beneficio del amor que desde siempre, le profesara otro gran amigo mío; Felipe Gómez. Hermano por cierto, de Jesús (Chuíto) Gómez y, por supuesto amigo también, de aquellos dos que yo les conté al principio me acompañaban siempre al circo en las faenas de ventas de algodón de azúcar, para costearnos las entradas al espectáculo. Félix Gamero al que llamábamos "El Gato",  y Argimiro Varguillas.
     
       La unión matrimonial entre Andrómaca y Felipe en este pueblo sería famosa ya que sin ellos saberlo al momento en que ocurrió, daría mucho de qué hablar en los años venideros; razón por la cual además sería esto inevitable pues, su amor era tan alocadamente intenso, que parecía no haber barreras que pudieran detenerlo, por cuanto pasado el tiempo de todos modos un buen día, ineluctablemente se llevó a cabo. No sin antes caer en agrias discusiones y rechazos por parte de su familia, principalmente del lado de su hermano Viktor quien en un par de ocasiones se cayó a puñetazo limpio con el pretendiente, resultando tablas ambas trifulcas y, entonces la barbarie en cualquier caso, por suerte no llegó a mayores. Estas refriegas e incómodas situaciones se dieron en los últimos años, los dos previos para ser exactos, al décimo aniversario desde la primera aparición del Gran Circo Albacora, en el pueblo de La Atascosa; década al cabo de la cual quedaría marcado —aunque no para siempre pues, aún así, seguiría viviendo de algún modo en los espectáculos de Greta; entonces en su propia empresa, Gran Circo Volatineros—, el final de sus otrora exitosas presentaciones en aquel pueblo, para entonces caer en desgracia.
     
     Es que además de los conflictos derivados de los amores de Andrómaca y Felipe, se venía corriendo en los últimos años el rumor, de que el padre y el hermano de ella se habrían visto en varias ocasiones en sospechosas reuniones furtivas al amparo de la noche, en casa de dos personajes del pueblo tenidos como conspiradores que actuaban en contra del gobierno democrático recientemente instalado. Estos presuntos complotados según el populacho eran, uno el que tenía a cargo la planta eléctrica, oscuro y taimado individuo bastante mayor presuntamente de origen polaco, llegado al país bajo los auspicios del régimen anteriormente impuesto mediante beneficio concedido a ciudadanos de origen europeo que supuestamente,  vendrían a ayudar a los venezolanos con sus conocimientos y experiencias; pero éste en particular ya habría tenido muchos inconvenientes con los pobladores; al punto que ya no lo soportaban y, era tenido como un soplón de la dictadura que recién, acababa de caer.
     
     Respondía el hombre al llamado de Etanislaus Luzinsky, alias “El Carnicero”. Todo, simplemente por pura intuición de la gente. Principalmente por la forma tan despiadada en que solía sacrificar a los animales que se comía, usando unos horribles golpes de machete sobre una tosca mesa de madera al aire libre; y, una fea indumentaria que verdaderamente hacía juego con la actitud que asumía durante tales sacrificios. Después cuando todo sobre él llegó a saberse, decían en chanza por el pueblo que obedecía a ese mote no precisamente por expender cortes de res sino ya abiertamente, a modo de burla y, supuestamente además, por algunas bolas que de vez en cuando también se dejaban correr; quién sabe cómo y por qué situación desde la cual empezó a ponerse nervioso, acerca de haber tenido una obscena participación durante la segunda guerra mundial en lo que luego se dio en llamar: “El holocausto”.
     
     Para beneplácito de los pobladores un buen día este torvo personaje desapareció, dicen que se habría ido con el circo cuyo dueño fue echado de la comunidad; y, años después sería visto de nuevo, entonces por televisión, en que era procesado en un juicio en Israel. Todos en el pueblo quedaron sorprendidos por la noticia y, para muchos de ellos fue algo tan increíble, el haber convivido con alguien así bajo su propio cielo. Confirmándose entonces de forma oficial el sobrenombre del mentado sujeto, mediante ciertos detalles expuestos con sobrada crudeza en el proceso, donde quedó señalado definitivamente como “El Carnicero de Tzbinka”.
     
     El otro era un vecino, común y corriente, al que antes por aquí no se le conoció familia y, dicen, que llegado de las sierras de Falcón durante la época de los inicios de la compañía petrolera en esta región; estaba a cargo de los camiones cisterna que repartían agua, en venta, por todas las barriadas y, en tiempos de la dictadura se le vinculaba a la tristemente célebre SN pero después, andaba hecho el pendejo,  de bajo perfil como para que a la gente se le olvidaran sus presuntas viejas tropelías. Esa cuyos miembros la gente llamaba “esbirros”, que cometían asesinatos, hurtos y robos de toda clase, de tierras y de ganado entre el campesinado de por estos lares. Es más, se decía que los "camiones cisterna" de su propiedad eran producto del dinero obtenido en contubernio con aquellos, con quienes se aliaba en la comisión de los más brutales desafueros; sin embargo a decir verdad, nunca se le vio participar abiertamente en ellos y, ahora era un hombre de medios, en muchos casos respetable, aunque para cuando llegó al pueblo no tenía ni donde caerse muerto. Tampoco un trabajo conocido, afirmaba todo el mundo.
     
  ...Así que, como venía diciendo, ya sea por lo de Andrómaca  con Felipe o, por lo de la conspiración de aquellos dos miembros de su familia, lo cierto es que el Gran Circo Albacora desapareció un día de la de La Atascosa y de su gente; diez años después de haber aparecido por primera vez en su vida. No obstante quedaría de éste no sólo su bella y alegre impronta, la sonrisa entre los niños y, los gratos recuerdos, sino también en ganancia la presencia de la noble y hermosa Andrómaca; formando familia con el entonces respetable Sr. Felipe Gómez. Próspero ganadero de la zona, muy querido en el pueblo, que  habiendo recibido en herencia una pequeña finca de parte de su padre, luego con gran esfuerzo y trabajo honrado, supo hacerla crecer;  y,  también prosperar. 
     
     Las gentes de La Atascosa son personas humildes, pero sabias, de esas que saben perdonar cuando alguien se lo merece, como fue el caso de la señora Andrómaca, entonces de Gómez; a quien nunca se le reprochó nada por su origen, derivado precísamente de lo sucedido con su padre y también con su hermano… Más bien, después de aquello sería recibida con mucho más cariño y amor; llegando a ser hasta hoy, una dama de muy alta estima no sólo en el pueblo, sino también en todo el legendario Estado Guárico de nuestras querencias. Recuérdese las extraordinarias faenas de "Greta La pandereta" prácticamente su alter ego— junto al gracioso Pirulo, en sus repetidas y exitosas actuaciones por todos los pueblos del llano; una cosa inolvidable que vino a ser para ella, su más auténtica carta de presentación. Que quedaría grabada en la conciencia de la gente como una gratísima experiencia para todos por igual.
     
     La incómoda situación con su padre, se trató de una muy oscura cosa fácilmente tipificable —a decir de algún político extremista, en el legítimo uso según éste, de su arsenal retaliativo; aunque, rayano en la más vulgar venganza— en el renglón de lo que en los últimos años se ha dado en llamar, "traición a la patria". Que al principio fueron simples rumores pero que con el tiempo se comprobaría su veracidad, al incurrir en una grosera y desconsiderada acción de complot en contra de la democracia y, de la misma gente del pueblo, cuya abrumadora mayoría se expresó mediante el voto por aquel nuevo gobierno que se habían dado; después de haber sufrido por tantos años una oprobiosa dictadura. Una que fue militar pero que para entonces, se temía por algún tipo de aventura comunista promovida desde la recientemente impuesta, en la nueva "República Popular de Albacora" en el Caribe —de donde en última instancia, venía el circo en cuestión y, no precísamente por su nombre; simplemente—, cuyo líder principal se habría empeñado en exportarla a los demás países de la región especialmente a aquellos que poseen recursos especiales, de interés económico; como el llamativo botín, según su criterio, del petróleo venezolano. Moviendo aquel sus tentáculos bajo los auspicios en las naciones afectadas, de grupos de individuos cabeza caliente que, absorbidos por aquella manipulativa política de engaños, se prestaban para semejante desgracia como en nuestro caso, intentaban pescar en río revuelto, después de lo que aquí acababa de pasar; tratando de imponerla según su juicio, a toda costa. 



   ...Y bien; con ésto, hasta aquí llegamos por hoy. En la próxima tendrán el final de este capítulo. Chao, chao...!


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          ...Buenos días mis amigos. Hoy les traigo la tercera parte del capitulo numero  cuatro de mi libro "Andrómaca y Felipe",...